EL VESTIDO DE NOVIA DE VIR

Por fin ha llegado el post que muchas esperabais. El vestido de novia de Vir. Su look para el gran día de pies a cabeza. Estaba radiante, no solo por el vestido, el maquillaje y el peinado, sino porque destilaba felicidad por todos los poros de su cuerpo.

El vestido de boda es algo con lo que todas soñamos desde niñas, sin embargo para Vir, fue una de las cosas más difíciles en decidir. Tenía en mente varios estilos que le encantaban pero quería que fuese perfecto y no quería equivocarse. “Elegir el vestido me parecía dificilísimo, pero la iglesia y el velo de mi abuela me dieron algunas pistas.”

La iglesia del Espíritu Santo, donde se casaron, tiene el pasillo central muy ancho y los novios se sientan en el altar así que Vir sabía que quería algo cubierto por delante y escote en la espalda. Adora los escotes en la espalda desde siempre y además, al ser tan delgada es algo que le sienta de maravilla. Por otra parte, llevaba un complemento que le hacía más ilusión que nada: el velo amantillado de su abuela. Una auténtica joya. Un velo que ha pasado de generación en generación, y que también usaron en sus bodas su madre y sus tías y que ahora llevaría ella. Además, con ese tono blanco envejecido contrastaría de forma perfecta con el vestido y sus detalles bordados.

“Fui a varios sitios a probarme cortes y ver telas, pero en cuanto llegué a Basaldúa lo tuve claro. Isabel tiene mucha experiencia y sabe ver qué favorece a cada cuerpo.” Le replicaron los bordados del velo amantillado, las ondas en el cuello para dar luz a la cara y, las flores de los bordados las utilizaron para hacer el efecto “hombrera” encima del hombro y en caída en pico por las mangas en gasa. “Lo quería ceñido en la cintura y con una apertura muy vertical y pronunciada en espalda que el resto de invitados vería a través del velo en la Iglesia.”

En cuanto a las joyas, no quería llevar nada excesivamente recargado por los bordados del cuello y el velo, así que optó por unos pendientes sencillos de brillantes que le regaló su madrina y un anillo vintage regalo de su abuela a su madre en el día de su boda.

Los zapatos, como ya sabéis, los elegimos juntas con el servicio Made-to-order de Jimmy Choo (podéis recordarlo aquí). Tras probarse tropecientos zapatos, eligió uno de los diseños icónicos de la firma y de lo que yo soy fan incondicional: la sandalia Lance en tono nude. Quería un zapatos que pudiese utilizar en más ocasiones y que le recordasen al gran día. Vir sabe llevar tacones y bailar con ellos hasta las mil (es de las mías), así que era el modelo perfecto. Con mil tiras, taconazo y con la suela personalizada con la palabra “Go!”. Un guiño divertido que acompañase sus pasos de entrada a la iglesia.

El ramo se lo hizo Sally Hambleton de The Workshop Flores al igual que toda la decoración floral de la boda como ya os conté en este post. Su idea era hacer un ramo que llevase nardos porque le recuerdan mucho a su abuela y a su niñez. Los tonos combinaban a la perfección con el aire antiguo del vestido.

Para el maquillaje contó con uno de los mejores, David Francés. Vir no quería el típico maquillaje cursi de novia. Quería algo natural pero con un toque especial y que fuese característico en ella. Adora los labios en tono rojo y siempre los lleva así en looks de noche o en ocasiones especiales. Por eso el día de su boda no iba a ser menos y los llevó en un tono vino.

David, es el encargado de dejar bellísimas a las mujeres con su arte con los pinceles. Y por eso maquilló también a su madre, su cuñada y su hermana Pati. Todos se vistieron y pusieron guapos juntos en su casa. Bailaron en el jardín para calmar los nervios, se hicieron mil fotos y rieron sin parar.

Maika Rubianes la peinó. Lo cierto es que David Francés y ella se mimetizan a la perfección y crean un total look maravilloso. Llevó una trenza desestructurada y nada perfecta. Vir es muy de trenzas y quería huir de los clásicos recogidos de novia. Así consiguió dar un aire más desenfadado al vestido.

Para la fiesta y para bailar sin parar se cambió de vestido. La gran cola que llevaba le iba a impedir bailar con soltura así que se puso algo más sencillo y cómodo pero que le daba ese punto de novia sexy. “Lo encontré por azar en una tienda de estilo vintage, de crepe muy ligero, con tirantes de cuerda y un gran escote en la espalda. Y lo más increíble, había encontrado el vestido perfecto porque quería que se vieran los pies por delante y al ser más largo por detrás no dejaba de dar el efecto de cola a la novia”. ¡Estaba espectacular!

Todas las fotos son de El Marco Rojo